A menudo de forma inconsciente podemos apretar, rechinar o golpear los dientes normalmente debido a la tensión acumulada en las mandíbulas y frecuentemente ocurre durante el sueño, pero también puede ocurrir durante el día. Este trastorno afecta a más de un 10% de la población. Un alto porcentaje de bruxistas no saben que son y sólo es detectado por el dentista. Afecta por igual tanto a niños y adultos, mujeres y hombres, y puede tener en consecuencia una serie de complicaciones como la disfunción de la ATM (articulación témporo-mandibular), el desgaste o fracturas dentarias, hipersensibilidad, mal oclusión o inflamación, llegando a provocar constantes dolores de cabeza ,oído, cuello y hombros, daños en la parte interna de la mejilla y la lengua e incluso pérdida de la estética facial como hipertrofia de los músculos de la masticación o la disminución de la dimensión vertical.
Debido a su etiología multifactorial, este trastorno aún no es bien conocido y por ello en muchos casos no es bien tratado. La mayoría de los estudios coinciden en que las causas del bruxismo son psico-neuro-musculares o por trastornos del sueño. La ansiedad o el estrés pueden hacer que la persona de forma inconsciente apriete o rechine los dientes sin darse cuenta, sobre todo durante el sueño. También en algunos casos las alteraciones gastrointestinales, la falta de algunos dientes, la tensión nerviosa o el nivel emocional pueden causarlo.
Los especialistas dividen el bruxismo en tres niveles:
*Grado I; Se produce de forma ocasional y poco agresiva.
*Grado II; Generado por la ansiedad y requiere un tratamiento, para evitar dañar los dientes.
*Grado III; Cuando lo hace aún de forma consciente, pudiendo incluso llegar a sufrir lesiones cerebrales.
A su vez se diferencian distintos tipos de bruxismo según sea de apretamiento, de frotamiento, nocturno, diurno o ambos a la vez.
El principal problema que se presenta a la hora de indicar el tratamiento más adecuado, es saber la etiología del trastorno. Habitualmente suele recomendarse el uso de una placa relajante o férula de descarga, como tratamiento odontológico, que protege los dientes mientras el paciente duerme. Este aparato protector no solo evita las lesiones dentales, sino que al evitar la fuerza muscular ayuda a disminuir los dolores que ocasiona normalmente. En algunos casos las terapias farmacológicas como ansiolíticos o relajantes musculares ayudan a disminuir la actividad motora nocturna. Al igual que ejercicios de relajación de los músculos faciales y mandibulares durante el día, evitar comer alimentos duros, dormir en una postura correcta, masajear los músculos del cuello, de los hombros y de la cara y aplicar hielo o calor húmedo en los músculos de la mandíbula, pueden ayudarnos a una mejoría notable. En niños se debe evitar en lo posible la terapia con fármacos y los tratamientos no farmacológicos, fundamentalmente la férula de relajación oclusal, estas especialmente indicados.